En las últimas décadas, el uso del termino 'paisaje' ha sufrido tal inflacción que hoy se hace difícil saber qué queremos decir con él. En su deriva expansiva, ha arrastrado además a otros términos relacionados -paraje, lugar, país, espacio, ambiente, entorno...- con los que ha llegado a solaparse provocando un problema de indefinición que parece meramente filológico pero que, sin embargo, afecta a la conceptuación de nuestra ya de por sí tensa relación con el territorio. Por ello consideramos pertinente abrir un espacio para clarificar las relaciones entre arte, paisaje y territorio.

No.lugar

Por contraposición a lugar, define un espacio antrópico que no activa procesos de rememoración relevantes o significativos. Es, pues, un espacio funcional y, en ese sentido, de paso, toda vez que el tránsito y la movilidad son emblemas de la funcionalidad contemporánea Esta funcionalidad es fundamentalmente simbólica (pues las grandes superficies están diseñadas para consumir mucho tiempo con la sensación de estar aprovechándolo y en las terminales del aeropuerto se puede estar horas ‘de paso’) y trasmite un desapego que no potencia la responsabilidad.
  • La categoría, fuertemente ideológica, vincula carácter e identidad.
  • La supuesta dificultad que opone al sentido de pertenencia se ve contradicha por el hecho de que las oligarquías locales se asienten en zonas funcionales carentes de carácter y cedan el ‘barrio’ con todo su poder rememorante a comunidades inmigrantes que no guardan memoria del lugar. Al mismo tiempo, los que recorren el espacio con mayor sentido del lugar son los turistas personas de paso que, sin embargo, tratan vivamente de recrear y experimentar la memoria del lugar.

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