El “genius loci” de Christian N. Schulz (1976) y también de J. Nouvel, define la atmósfera, el ambiente y el carácter de un espacio, como los puntos de apoyo de un contexto determinado necesario para hacer “arquitectura para el lugar”. Las esencias universales modernas desaparecen y la arquitectura defiende su práctica necesariamente comprometida con las cualidades pre-existentes del lugar. Se aleja así esta disciplina de la actividad productiva industrial -producción en serie, estandarización...- para servir al descubrimiento de lo que ya existe.
En las últimas décadas, el uso del termino 'paisaje' ha sufrido tal inflacción que hoy se hace difícil saber qué queremos decir con él. En su deriva expansiva, ha arrastrado además a otros términos relacionados -paraje, lugar, país, espacio, ambiente, entorno...- con los que ha llegado a solaparse provocando un problema de indefinición que parece meramente filológico pero que, sin embargo, afecta a la conceptuación de nuestra ya de por sí tensa relación con el territorio. Por ello consideramos pertinente abrir un espacio para clarificar las relaciones entre arte, paisaje y territorio.
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