En las últimas décadas, el uso del termino 'paisaje' ha sufrido tal inflacción que hoy se hace difícil saber qué queremos decir con él. En su deriva expansiva, ha arrastrado además a otros términos relacionados -paraje, lugar, país, espacio, ambiente, entorno...- con los que ha llegado a solaparse provocando un problema de indefinición que parece meramente filológico pero que, sin embargo, afecta a la conceptuación de nuestra ya de por sí tensa relación con el territorio. Por ello consideramos pertinente abrir un espacio para clarificar las relaciones entre arte, paisaje y territorio.

Ocio

Industria encargada de revertir el tiempo libre a la economía productiva o reproductiva. Vincula el bienestar con un sistema de necesidades de cumplimiento compatible y, de ese modo, lo inhabilita como indicador del progreso. Revierte las experiencias a sensaciones y, así, las desliga de la inversión bio.gráfica.

3 comentarios:

  1. El ocio marca una ruptura precisa del orden real, se ha erigido como una actividad cuasireligiosa. La desacralización de la sociedad en clave religiosa (cristianismo) y política (marxismo) han convertido los espacios del turismo (espacios de ocio, parques temáticos) en las últimas catedrales de la sociedad posmoderna, entre ellas la consabida catedral del saber –el museo- la meca del turismo cultural.

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  2. Cada tipología turística categoriza su ocio correspondiente. El ‘ecoturista’, ‘turista azul’, ‘turista verde’ y por supuesto al turista deportivo derrocha tiempo y dinero en su cupo de actividades habituales. El ocio deportivo sobrevalora el paisaje por su valor recreativo. La naturaleza fue controlada por la ciencia y para el turista es productora de emociones controladas, normalizada en parques temáticos (parques nacionales, parques marítimos, hitos naturales y geográficos a conservar). Los senderos marcan el itinerario, la vigilancia e las infraestructuras de habitabilidad del territorio. El encuentro con lo “auténtico natural”, el retorno a la naturaleza, es imposible.

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  3. Si de los paisajes culturales se deduce la ‘museización’ de territorio y memoria, para MacCannell el turismo industrial es producto de un mecanismo análogo, la ‘museización’ del trabajo y las relaciones laborales donde el trabajo es tematizado y exhibido como imagen-mercancía. La alienación es cosificada en forma de producción cultural y eximida de su factor revolucionario. “Las exhibiciones abiertas confieren la impresión de que el trabajo en todas sus formas es normal y rutinario, que no importa lo peligroso o repugnante que sea, que no tiene nada que ocultar”. Mediante el ocio alienado los trabajadores –de visita- retornan al lugar de trabajo y contemplan a sus equivalentes convertidos en atracción, el trabajador es turista y atracción turística. Las visitas organizadas a las fábricas presentan una cadena de montaje teatralizada, donde la histórica dualidad máquina-obrero se presenta en un todo unificado. Para MacCannell es un claro indicador de la transformación de la sociedad industrial en moderna.

    Se supone que los países comunistas no condescenderían en la traslocación básica de hombre y trabajo pero la realidad es otra. Desde los años noventa Cuba ha desplegado una política de expansión turística en todos los niveles (turismo sexual, revolucionario, de sol y playa y por supuesto el turismo industrial) para convertirse hoy en uno de los principales destinos turísticos del mundo.

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