En las últimas décadas, el uso del termino 'paisaje' ha sufrido tal inflacción que hoy se hace difícil saber qué queremos decir con él. En su deriva expansiva, ha arrastrado además a otros términos relacionados -paraje, lugar, país, espacio, ambiente, entorno...- con los que ha llegado a solaparse provocando un problema de indefinición que parece meramente filológico pero que, sin embargo, afecta a la conceptuación de nuestra ya de por sí tensa relación con el territorio. Por ello consideramos pertinente abrir un espacio para clarificar las relaciones entre arte, paisaje y territorio.

Paisano

Habitante del país (no del paisaje). Dado su arraigo (socioeconómico) al territorio (a la labor y la rentabilidad), no es capaz de cobrar la distancia necesaria para observar el paisaje.
En la globalización ya no somos habitantes de un espacio sino de un tiempo, ya no somos paisanos sino coetáneos (nuestros hijos no conocen las canciones de nuestros padres, sino las que cantan chicos de su edad en la otra parte del mundo). El habitante del tiempo en una bienal se siente como en casa se halle donde se halle, el habitante del lugar no se reconoce en una bienal aunque la tenga en casa. Irónicamente, este desarraigo le permite al paisano percibir su propio paisaje.

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