En las últimas décadas, el uso del termino 'paisaje' ha sufrido tal inflacción que hoy se hace difícil saber qué queremos decir con él. En su deriva expansiva, ha arrastrado además a otros términos relacionados -paraje, lugar, país, espacio, ambiente, entorno...- con los que ha llegado a solaparse provocando un problema de indefinición que parece meramente filológico pero que, sin embargo, afecta a la conceptuación de nuestra ya de por sí tensa relación con el territorio. Por ello consideramos pertinente abrir un espacio para clarificar las relaciones entre arte, paisaje y territorio.

Atracción

Elementos sociales, históricos, culturales y naturales apreciados por su valor turístico, foco de atracción y atención de los visitantes, presentado en secuencias durante la visita. MacCannell analiza la sociedad postindustrial (la sociedad del ocio) en clave etnográfica y diseña una etnografía de la modernidad, montada alrededor de la atracción turística, de funcionamiento análogo al simbolismo religioso de los pueblos primitivos. “La naturaleza, la historia, la cultura y los grandes hombres se están transformando de agentes de cambios en meras fuentes de inspiración: en atracciones” . Cualquier ‘establecimiento’ social (mercado, ermita, colegio) o ‘establecimiento’ doméstico (hogar), grupos (favelas de Río de Janeiro), ocupaciones (artesanos, campesinos, artistas callejeros), redes de transporte, vehículos y obras públicas (tren del sur de Tenerife) funcionan como atracción, así en una sociedad desacralizada los centros religiosos funcionan como atracciones turísticas no como focos de peregrinación. La atracción se exhibe al turista al modo de ‘vista’ y se hace espectáculo en la segunda fase (‘enmarcado’ y ‘elevación’) de la formación de la ‘vista’.

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