En las últimas décadas, el uso del termino 'paisaje' ha sufrido tal inflacción que hoy se hace difícil saber qué queremos decir con él. En su deriva expansiva, ha arrastrado además a otros términos relacionados -paraje, lugar, país, espacio, ambiente, entorno...- con los que ha llegado a solaparse provocando un problema de indefinición que parece meramente filológico pero que, sin embargo, afecta a la conceptuación de nuestra ya de por sí tensa relación con el territorio. Por ello consideramos pertinente abrir un espacio para clarificar las relaciones entre arte, paisaje y territorio.

Dispositivo

Es el “sistema de relaciones” que se puede descubrir entre “un minucioso ensamblaje heterogéneo de discursos, instituciones, formas arquitectónicas, decisiones reguladoras, leyes, medidas administrativas, afirmaciones científicas, proposiciones filosóficas y morales (…) Una formación que tiene como función principal responder en un momento histórico dado a una necesidad urgente” (Foucault). El escenario de una racionalidad específica se articula mediante un dispositivo que genera acuerdos en torno a un criterio histórico de verdad. Su alteración implica la percepción de esa estructura en su historicidad, la inoculación de nuevas necesidades y la reasignación de los grados de urgencia; por lo que el concepto de dispositivo pone el énfasis en el estadio del poder y en las instancias institucionales y subjetivas en las que se decanta, pero también saca a la luz los puntos de fractura de estas relaciones entre las prácticas normativas de subjetivación, las instituciones y los criterios de verdad.
Hoy se utiliza el concepto de dispositivo para designar las prácticas artísticas que articulan diversas instancias extraestéticas con el objetivo de poner en evidencia las estructuras mentales e institucionales que subyacen a los acuerdos tácitos y redireccionar su lógica hacia otros propósitos.

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