
El lenguaje se encuentra a medio camino entre el tecnicismo y la expresión "artística", sin dejar de lado ese punto infantil que avala la recepción del mensaje a todos los niveles. Enmarcado en el ámbito electoralista, las imágenes sugieren proyectos de futuro difusos, incompletos y "estandar", pero a priori exitosos. La foto-ciudad permanece fija y retraída a un segundo plano casi incoloro y el amarillo -que simboliza aquí lo peatonal, por tanto lo social, lo de todos, lo "nuestro"- gana al resto.
Este tipo de panfletos podría encontrar su similitud con la postal turística, en tanto representa la posibilidad: imágenes idílicas -o al menos mas felices- de un entorno que nos espera cada cuatro años.
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