En las últimas décadas, el uso del termino 'paisaje' ha sufrido tal inflacción que hoy se hace difícil saber qué queremos decir con él. En su deriva expansiva, ha arrastrado además a otros términos relacionados -paraje, lugar, país, espacio, ambiente, entorno...- con los que ha llegado a solaparse provocando un problema de indefinición que parece meramente filológico pero que, sin embargo, afecta a la conceptuación de nuestra ya de por sí tensa relación con el territorio. Por ello consideramos pertinente abrir un espacio para clarificar las relaciones entre arte, paisaje y territorio.

In visu

El país, elaborado y trascendido por el arte, se convierte en paisaje, algo más que mera naturaleza, que simple territorio. Pero el arte puede trasformar el territorio ‘in situ’, directamente, o ‘in visu’, indirectamente, mediante la mirada. El privilegio cultural contemporáneo concedido a la acción sobre la actuación favorece las acciones ‘in situ’ (desde la arquitectura al land art, pasando por la jardinería) sobre las actuaciones ‘in visu’, más sutiles y menos agresivas pero, históricamente, mucho más eficaces para modelar y desviar la mirada y, con ello, los hábitos. La naturaleza imita al arte, el territorio se adapta él solo a nuestros modelos de belleza, deseo y bienestar. Si nos gustan los coches, aparecerán carreteras, si nos gusta el turismo, parques temáticos.

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