En las últimas décadas, el uso del termino 'paisaje' ha sufrido tal inflacción que hoy se hace difícil saber qué queremos decir con él. En su deriva expansiva, ha arrastrado además a otros términos relacionados -paraje, lugar, país, espacio, ambiente, entorno...- con los que ha llegado a solaparse provocando un problema de indefinición que parece meramente filológico pero que, sin embargo, afecta a la conceptuación de nuestra ya de por sí tensa relación con el territorio. Por ello consideramos pertinente abrir un espacio para clarificar las relaciones entre arte, paisaje y territorio.

Vacaciones

Breve lapso temporal anhelado por condensar todas las expectativas frustradas durante el resto del año. La vida normalizada –compuesta de trabajo, estrés, rutina y demás males del mundo contemporáneo- necesita verse alimentada y, al mismo tiempo, suspendida, por una experiencia (temporalmente limitada) capaz de contrabalancear el resto del año. Eso sí, siempre predecibles, las emociones fuertes no deben sobrepasar los límites de confort y seguridad que aseguran las agencias de viaje.

2 comentarios:

  1. De vacaciones aumenta la capacidad de admirarse por cualquier cosa que pasaría totalmente desapercibida en el escenario cotidiano habitual. En este sentido, resulta esclarecedor el argumento de Alain Roger: los campesinos son incapaces de descifrar las coordenadas de su ‘propio’ paisaje, que es, al fin y al cabo, un invento estético urbano. Su contemplación está mediada siempre por criterios de utilidad incompatibles con la ‘experiencia estética’. Los paisanos, en el mayoría de los casos, intentan disuadir a los ecoturistas de sus recorridos ‘excéntricos’, ningún lugareño comprende el gusto de los senderistas por vivir experiencias que ellos (y probablemente los turistas en su día a día) interpretan como penalidades. Las vacaciones aumentan las ‘capacidades paisajeras’ pues nos convierten en turistas desde que el vuelo chárter nos permite tomar distancia respecto a los paisajes por los que discurre la vida cotidiana

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  2. Debemos entender, entonces, que existe una relación casi consustancial entre vacaciones (entendidas como una suspensión temporal no sólo de los hábitos sino de los modos de representación a ellos ligados) y paisaje (entendido como el resultado de una experiencia estética que suspende esos mismos patrones representativos vinculados de una u otra forma al interés y la funcionalidad que presiden la vida diaria).
    En el imaginario crítico, cabría decir, ‘situacionista’, las vacaciones tienen mala prensa por considerarse una compensación estupefaciente que se retroalimenta con una vida alienada. En la sociedad del espectáculo, incluso se convierten –junto con el ocio en general- en el motor de la economía capitalista que coloniza no sólo el tiempo de producción sino también el tiempo libre (consagrado ahora al consumo de experiencias-imagen y a la generación de deseos vinculados a ‘necesidades de cumplimiento compatible’). Cabría preguntar ¿se puede vivir de vacaciones (recordemos que Debord consideraba como su mayor logro no haber trabajado ni un solo día en su vida?, ¿es factible imaginar una vida cotidiana suficientemente plena y lograda como para que fuera innecesario recurrir a su suspensión temporal?, ¿o provocaría esta plenitud una consecuente sensación de rutina que exigiría su suspensión?
    Por otra parte, en el caso de vivir de vacaciones ¿se convertiría el territorio en paisaje, es decir, sería en todo momento objeto de consideración estética? La rutina adormece la percepción y nos permite ‘ir de paso’ (lo que, probablemente, disminuye mucho los accidentes de tráfico: imagínense por un momento que todos condujéramos con el grado de atención del que está de vacaciones), pero si todo el entorno se convirtiera en objeto de atención perceptiva ¿no padeceríamos una suerte de esquizofrenia (una enfermedad, tengo entendido, relacionada con la incapacidad de jerarquizar las percepciones en función de pautas representativas que rebajen la consideración de buena parte de la miríada de estímulos que nos asaltan y que, sin filtrar, saturarían nuestra capacidad mental)?

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