En las últimas décadas, el uso del termino 'paisaje' ha sufrido tal inflacción que hoy se hace difícil saber qué queremos decir con él. En su deriva expansiva, ha arrastrado además a otros términos relacionados -paraje, lugar, país, espacio, ambiente, entorno...- con los que ha llegado a solaparse provocando un problema de indefinición que parece meramente filológico pero que, sin embargo, afecta a la conceptuación de nuestra ya de por sí tensa relación con el territorio. Por ello consideramos pertinente abrir un espacio para clarificar las relaciones entre arte, paisaje y territorio.

Urbanización

En su "Teoría General de la Urbanización", I. Cerdá utiliza este término no sólo para indicar cualquier acto que tienda a agrupar la edificación y a regularizar su funcionamiento en el grupo ya formado, sino también el conjunto de principios, doctrinas y reglas que deben aplicarse, para que la edificación y su agrupamiento, lejos de comprimir, desvirtuar y corromper las facultades físicas, morales e intelectuales del hombre social, sirvan para fomentar su desarrollo y vigor y para acrecentar el bienestar individual, cuya suma forma la felicidad pública.

Originariamente se hablaba de ciudad como zona urbana de forma casi sinónima, en tanto las primeras relaciones de urbanidad convertían automáticamente al individuo en ciudadano. Hoy puede existir una urbanización -que no urbanidad- manifiesta en cualquier zona del territorio, sin conjugarse las relaciones sociales, políticas ni en consecuencia, formales que se garantizaban al vivir en una ciudad.

El contínuo urbano -conceptualizado por Haussmann desde la Modernidad- ha perdurado hasta bien entrado el siglo XX y sobrevive en nuestros dias en su versión más raquítica. "Lo urbano" acaba siendo un adjetivo que avala los servicios mínimos que cualquier trozo de territorio necesita para ser habitable. El proceso urbanizador a través de la disciplina urbanística, acaba siendo un procedimiento altamente tecnificado y reglamentario, que ha operado mediante la zonificación y sus atributos: densidad, aprovechamiento, altura, tipología, etc... Son igualmente urbanas áreas industriales, residenciales; .... periféricas, centrales, litorales;... etc...

1 comentario:

  1. Hagamos una diferenciación conceptual del término urbanismo. Nos encontramos en la tercera fase de su evolución. El neourbanismo se coloca en el último estadio de las tres revoluciones urbanas que han transformado la ciudad desde sus orígenes. Tras el paleourbanismo (descrito por Gordon Childe en La revolución neolítica entorno al 3000 a.C., cuando el humano abandonó su carácter nómada para organizarse en sociedad) y el urbanismo moderno (acaecido durante el Renacimiento, momento en el que surge la sociedad moderna y los primeros conocimientos empíricos de la fundación de una ciudad, la idea es anterior a su plasmación y se cobra conciencia de que la ciudad es un sistema que, como decía Aristóteles en "La Política", tiene una historia y régimen político, y obedece a unas formas reconocibles y métodos de crecimiento) se llega al NEOURBANISMO (Ascher).

    El urbanismo moderno, creado por los ingenieros y tecnócratas de la Revolución Industrial, pertenece a una etapa en la que se creía que había leyes que podían ordenar su crecimiento. Predecían el futuro crecimiento sin un cotejo veraz de la realidad. El objeto de estudio del neourbanismo es la realidad urbana y su nuevo agente social, la sociedad hipertexto, que adolece de una continua efervescencia y movilidad, a partir de la desurbanización o intervención mediante la gestión urbana (financiación privada y pública y aplicación de diferentes estrategias). El neourbanismo parte de los presupuestos de la participación ciudadana, la relativización de los gustos, el predominio de las nuevas fuentes tecnológicas y medios de transporte, la multiplicidad de las respuestas a problemas de diferente naturaleza, etc., susceptible de ser evaluado a cada paso de su evolución.

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