
El imaginario y conceptualización del turismo se resume en una nube de tags, un dispositivo que ordena conceptos de distinta naturaleza y orden linguísitico heterogéneo. El turismo está lleno de juegos heterotópicos, los “contraespacios” que planeó Foucault, que aglutinan espacios contrapuestos que se organizan sin lógica alguna, generando “un lugar sin lugar”. Así un conjunto de ideas aleatorias (ecología, no lugar, turismo oscuro, identidad, paisaje, arte,…) se unifican en una imagen coherente que verifica el discurso.
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