En las últimas décadas, el uso del termino 'paisaje' ha sufrido tal inflacción que hoy se hace difícil saber qué queremos decir con él. En su deriva expansiva, ha arrastrado además a otros términos relacionados -paraje, lugar, país, espacio, ambiente, entorno...- con los que ha llegado a solaparse provocando un problema de indefinición que parece meramente filológico pero que, sin embargo, afecta a la conceptuación de nuestra ya de por sí tensa relación con el territorio. Por ello consideramos pertinente abrir un espacio para clarificar las relaciones entre arte, paisaje y territorio.
Cartografías del deseo
El mapa turístico está diseñado en función de las preferencias, hábitos y deseos del turista. Hay para todos los gustos (cartografía del turista náutico, enológico, cultural…), líneas y colores, la industria turística ha cuadriculado el territorio de las islas, teledirige al visitante a través de una cartografía diseñada a su medida, muchas veces sin opción de remisión en caso de transgredir “su” mapa.
La cartografía turística debe ser perfectamente reconocible por todos. Algunas pautas iconográficas apreciables a simple vista:
- líneas verdes-red de senderos: ecoturismo.
- primacía de iconos monumentales y puntos de información: turismo cultural.
- mapa de casas rurales: turismo rural.
- barcos a escala: turismo náutico.
- …………….
Los mapas se suman a la tradición mimética del mito “afortunado” de las islas, reproducido mil veces en su devenir cartográfico.El desarrollo de las vías de comunicación de Tenerife vino promovido por su promoción como destino turístico de sol y playa. La imagen cartográfica básica del turismo en Tenerife, un salvamantel desechable sobre el que se sirve la comida, repleto de errores ortográficos y topográficos, marca el entramado viario y el cuadro de kilometrajes de los principales destinos turísticos de la isla.
Las autopistas delimitan el territorio de máxima ocupación hotelera, esto es, de estancia y pernocta del turista. Las personas se sienten más a gusto sobre la autopista misma, calmados por el tránsito de automóviles al cual pertenecen y del que solo descienden para acomodarse en otros “oasis”.La reiteración del mito –Hesperilandia- ha generado un paraíso desprovisto de cualquier atisbo de deseo. Sobrepongamos sobre la postal o la cartografía turística o la naturaleza complaciente devenida en mito la “cartografía del deseo” o territorio devenido en múltiples colores e iconos sobre el mapa de Tenerife, marcado por las motivaciones, anhelos, ocio y tiempo libre de la gente no tematizados por la industria del turismo. Lo haremos a la manera de Drago Díaz: “cartografiar la cartografía”, con una ligera variante, “cartografiar la cartografía turística”, rayas de todos los colores, iconos, motivos varios sobre un salvamantel, la nueva señalética de la percepción que los habitantes de Tenerife poseen de su propio territorio.
Dice Francesc Muñoz que “son los complejos itinerarios de la movilidad en el territorio los que acaban multiplicando el espacio de vida y el sentido del lugar del habitante metropolitano actual” y que “la movilidad se ha convertido ya en una forma de habitar el territorio”. Por eso el turista-habitante de las islas marca en función de sus deseos las líneas geográficas de su itinerario. Obtendremos como resultado una cartografía del habitar según los pobladores de Tenerife –a tiempo completo o parcial- captada a través de los intersticios y pliegues de un salvamantel, una cartografía turística básica.
El turismo funciona como catalizador de la posmodernidad, en objeto de análisis veraz de nuestra civilización. Las cartografías del deseo identifican la voluntad colectiva con la práctica turística, nuestro discurrir por el territorio reproduce los flujos turísticos que atraen cada año a miles de visitantes. Turismo de sol y playa, turismo azul (surf y vela), ecoturismo (senderismo) y turismo gastronómico y enológico ocupan el primer puesto del ocio y tiempo libre de los tinerfeños. Por norma se afirma que “el turismo no sería otra cosa que una prolongación de las costumbres, prácticas y actitudes habituales de la sociedad contemporánea” pero la afirmación funciona a la inversa, es el turismo el que tematiza la vida cotidiana, nuestro habitar el territorio, la generación del paisaje cotidiano. Hagamos caso a MacCannell, todos somos turistas, todos hacemos turismo, nadie escapa al influjo del turismo. De ahí que las cartografías turísticas también sean cartografías del deseo, los deseos y anhelos del turista cumplidos en el territorio que abarca el viaje.
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